La cama era ancha y
antigua,
El dormitorio amplio
y la pared aseada…
Las sabanas eran
blancas
Y las almohadas muy
blandas.
Así estaba el
cuarto cuando yo llegué.
Ella estaba acostada
abajo de la cobija.
Por supuesto
completamente desnuda
Y ese detalle me
asombró abalado,
Pues era una mujer
perfecta…
Su cuerpo brillaba
delante de mis ojos
Y luego una gran
excitación
Tomó cuenta de mí…
No perdi tiempo. En
segundos
Tomé mis trapos y…
buceé en lo lecho.
Abrazos y besos
fueron las primeras caricias.
Después piernas y
brazos enrredavam
La visión de los
carillos…
Los dedos picoteavan
con ternura
Las partes íntimas
Y una intensa
sensación de magía
Alimentaba el gozo
que gritaba
Y imploraba… bis…
bis… bis…
La noche fue
abortada por una secuencia
De besos y más
besos ardientes!
DE Ivan de Oliveira
Melo
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