La palabra tiene un
poder estrambólico,
Pues ella transforma
esdrújulas situaciones
Y congrega en vapor
danosas emociones
Para que el bien sea
“strep-tease” católico.
La palabra
confecciona el abecedario del amor,
Singla la extensión
de cualquier sentimiento,
Trae el antídoto
que sana el agujón del momento
Y cuida de los
ciclones que difunden el dolor.
La palabra llora
cuándo delante de malos episodios
Lo hombre olvida la
agua santa y bebe sólo el sodio
Que sala los buenos
primórdios de la fina educación…
La palabra mancha y
colore efectos y defectos,
Por eso es sensato
dejar que ella gobierne los pechos,
Pues la palabra es
el oratorio que acaricia el corazón!
DE Ivan de Oliveira
Melo
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